Hematíes en la sangre: función e importancia

Los hematíes, también conocidos como glóbulos rojos o eritrocitos, son células esenciales para el funcionamiento adecuado del cuerpo humano. Aunque no suelen ser el centro de atención en conversaciones cotidianas sobre la salud, los hematíes cumplen una función crucial: transportar oxígeno desde los pulmones a los tejidos del cuerpo y llevar de vuelta el dióxido de carbono para ser expulsado. A lo largo de este artículo, exploraremos en profundidad qué son los hematíes, cómo se forman, su estructura, su papel en la salud, y las principales alteraciones que pueden afectar su número o su función.

¿Qué son los hematíes?

Los hematíes son células especializadas en la sangre que tienen la tarea fundamental de transportar oxígeno. Se caracterizan por su forma de disco bicóncavo, lo que les permite ser flexibles y adaptarse al paso por los vasos sanguíneos más pequeños, llamados capilares. Cada hematíe contiene millones de moléculas de hemoglobina, una proteína que se une al oxígeno para facilitar su transporte por el cuerpo.

Estructura de los capilares

Los capilares son los vasos sanguíneos más pequeños.

El cuerpo humano contiene millones de hematíes, y su producción es constante. De hecho, cada segundo el cuerpo produce alrededor de 2 millones de glóbulos rojos para reemplazar los que se deterioran o mueren. Esta producción ocurre en la médula ósea, un tejido ubicado dentro de ciertos huesos. Los hematíes tienen una vida útil promedio de 120 días, después de los cuales son eliminados por el bazo y el hígado.

Composición de la sangre y los hematíes

La sangre está compuesta por varios componentes, y los hematíes constituyen alrededor del 45% del volumen total de sangre. El resto está compuesto por plasma, glóbulos blancos y plaquetas. El plasma es el líquido que transporta nutrientes, hormonas y desechos, mientras que los glóbulos blancos son responsables de defender el cuerpo contra infecciones y las plaquetas intervienen en la coagulación sanguínea.

Los hematíes, a diferencia de otras células del cuerpo, carecen de núcleo y mitocondrias, lo que les permite almacenar más hemoglobina. Sin embargo, esto también limita su capacidad para repararse a sí mismos, razón por la cual tienen una vida útil limitada.

Funciones de los hematíes

Los hematíes tienen un papel crucial en la fisiología humana, y su principal función es el transporte de gases, principalmente oxígeno y dióxido de carbono. A continuación, exploramos estas funciones más a fondo.

Transporte de oxígeno

La función principal de los hematíes es transportar oxígeno desde los pulmones a todas las células del cuerpo. Esto es posible gracias a la hemoglobina, una proteína que se encuentra en grandes cantidades dentro de los glóbulos rojos. La hemoglobina se une al oxígeno en los pulmones y lo libera en los tejidos donde se necesita para la producción de energía.

Cada molécula de hemoglobina puede unirse a cuatro moléculas de oxígeno. Dado que un solo hematíe contiene millones de moléculas de hemoglobina, la capacidad de los glóbulos rojos para transportar oxígeno es impresionante.

Eliminación de dióxido de carbono

Además de transportar oxígeno, los hematíes también desempeñan un papel en la eliminación del dióxido de carbono, un subproducto de los procesos metabólicos en las células. El dióxido de carbono se difunde desde las células hacia los glóbulos rojos, donde una parte se une a la hemoglobina y otra se convierte en bicarbonato para ser transportada de regreso a los pulmones, donde se expulsa al respirar.

Mantener el pH sanguíneo

El transporte de dióxido de carbono por los hematíes también es esencial para mantener el equilibrio ácido-base en la sangre. La conversión de dióxido de carbono en bicarbonato ayuda a amortiguar los cambios en el pH, lo que es crucial para el funcionamiento óptimo de las enzimas y otros procesos bioquímicos en el cuerpo.

Niveles normales de hematíes

La cantidad de hematíes en la sangre puede variar ligeramente según la edad, el sexo y otros factores. En los hombres adultos, el rango normal de hematíes es de aproximadamente 4.7 a 6.1 millones de células por microlitro de sangre, mientras que en las mujeres adultas, es de 4.2 a 5.4 millones por microlitro.

Los niveles anormales de hematíes pueden indicar problemas de salud. Cuando los niveles de hematíes son demasiado bajos, una persona puede desarrollar anemia, mientras que niveles demasiado altos pueden conducir a una condición llamada policitemia.

Alteraciones en los hematíes: problemas comunes

Existen varias condiciones que pueden afectar el número y la función de los hematíes. A continuación, exploramos algunas de las más comunes.

Anemia

La anemia es la condición en la que el cuerpo no tiene suficientes glóbulos rojos sanos para transportar el oxígeno de manera eficiente a los tejidos. Existen varios tipos de anemia, entre ellos:

  • Anemia por deficiencia de hierro: Ocurre cuando el cuerpo no tiene suficiente hierro para producir hemoglobina.
  • Anemia perniciosa: Es causada por la falta de vitamina B12, necesaria para la producción de glóbulos rojos.
  • Anemia aplásica: Se produce cuando la médula ósea no produce suficientes células sanguíneas.
  • Anemia hemolítica: Es el resultado de la destrucción prematura de glóbulos rojos, lo que lleva a una producción insuficiente.

Los síntomas de la anemia incluyen fatiga, palidez, dificultad para respirar y mareos. En casos graves, puede haber problemas en el funcionamiento de órganos vitales debido a la falta de oxígeno.

Policitemia

La policitemia es una condición en la que el cuerpo produce demasiados hematíes. Esto puede hacer que la sangre se vuelva más espesa, lo que dificulta su paso a través de los vasos sanguíneos y aumenta el riesgo de coágulos. La policitemia puede ser primaria, como en el caso de la policitemia vera (una enfermedad de la médula ósea), o secundaria, causada por otras condiciones como la exposición a grandes altitudes, enfermedades pulmonares crónicas o tumores que producen eritropoyetina.

Drepanocitosis (Anemia de células falciformes)

La anemia de células falciformes es una enfermedad genética en la que los hematíes tienen una forma anormal, parecida a una hoz o media luna. Estos glóbulos rojos deformes pueden bloquear el flujo sanguíneo en los vasos pequeños, lo que provoca dolor, daño a los órganos y un mayor riesgo de infecciones. Las personas con drepanocitosis suelen tener una vida útil más corta para sus glóbulos rojos y experimentan crisis dolorosas recurrentes.

Talasemias

Las talasemias son un grupo de trastornos genéticos que afectan la producción de hemoglobina. Las personas con talasemia tienen glóbulos rojos más pequeños de lo normal y pueden sufrir anemia leve o grave. Existen diferentes tipos de talasemia, siendo las más comunes la alfa y la beta, dependiendo de la cadena de hemoglobina afectada.

Cómo mantener niveles normales de hematíes

El mantenimiento de niveles adecuados de hematíes es esencial para una salud óptima. Algunas maneras de promover la salud de los glóbulos rojos incluyen:

  • Dieta Rica en Hierro: Consumir alimentos ricos en hierro, como carnes rojas, legumbres, espinacas y cereales fortificados, ayuda a prevenir la anemia por deficiencia de hierro.
  • Vitamina B12 y Ácido Fólico: Estos nutrientes son esenciales para la producción de glóbulos rojos saludables. Fuentes de vitamina B12 incluyen carnes, productos lácteos y huevos, mientras que el ácido fólico se encuentra en verduras de hojas verdes y frutas cítricas.
  • Evitar Toxinas: Algunas toxinas y productos químicos pueden dañar los glóbulos rojos. Evitar la exposición a estos productos es crucial para mantener la salud de los hematíes.
  • Control Médico Regular: Realizarse chequeos médicos regulares y análisis de sangre permite detectar problemas en los niveles de hematíes antes de que se conviertan en problemas graves.

Los hematocritos y los hematíes están directamente relacionados, ya que el hematocrito es una medida que indica el porcentaje del volumen total de la sangre que está compuesto por glóbulos rojos o hematíes. Es un parámetro clave para evaluar la salud sanguínea, ya que niveles anormalmente altos o bajos de hematocrito pueden reflejar alteraciones en la cantidad de hematíes. Un hematocrito bajo puede indicar anemia, lo que significa una disminución de los hematíes, mientras que un hematocrito alto puede sugerir policitemia, una condición en la que hay un exceso de glóbulos rojos.

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