Un insecto hembra penetra con su penis en la cavidad vaginal del insecto macho. ¡El mundo al revés!

Insecto macho y hembra. La hembra cabalga sobre el macho.

Podríamos considerar que el autor de esta foto se ha equivocado pero no, efectivamente en este acto sexual, el insecto macho se encuentra debajo y el insecto hembra arriba desde donde penetra con su pene en la cavidad vaginal del macho.  Estudio publicado el pasado jueves 17 de abril en la revista Current Biology.

Estos pequeños insectos fueron descubiertos en Brasil en el año 2010. Su copulación está fuera de toda norma. La hembra es la emprendedora, toma al macho, lo cabalga y una vez ha introducido su pene, éste se engorda. El recubrimiento del miembro femenino no es fino y delicado, más bien está provisto de unas espinas que se enganchan en la cavidad vaginal del macho para impedir que ambos sexos se separen. Mientras tanto el macho deberá sustraerse a su deber. El lugar es tan sólido que cuando los investigadores intentaron separar una pareja copulando el abdomen del macho desgraciadamente se desprendió del torax y murió. Una vez que el acto ha comenzado el duo inicia una maratón de sexo que durará entre 40 y 70 horas! En este proceso el pene de la hembra actúa de manera contraria al pene “habitual”, ya que no lo utilizará para expulsar sustancias sino más bien para todo lo contrario, succionará los espermatozoides almacenados en el interior del macho.

¿Porqué esta inversión de sexos? Para entenderlo es necesario comprender el hábitat de estos seres vivos. Estos pequeños insectos (entre 2,7 et 3,7 milímetros) son del género Neoglata, viven en grutas muy secas donde no se encuentra prácticamente nada para comer, tan solo los excrementos y las carcasas de los murciélagos que cohabitan con ellos. Los insectos hembras necesitan un gran aporte de nutrientes para poder fabricar los huevos que más adelante fecundarán. Nutrientes que extraerán durante el acto sexual del envoltorio de los gametos masculinos, un regalo comestible cargado de alimento que ofrecen los machos a las hembras. Así es como la hembra mata dos pájaros de un tiro, al tiempo que copulan se alimenta.

Los autores de este estudio suponen que en el caso del género Neoglata, la presión del entorno ha sido tan fuerte que ha favorecido a las hembras como el sexo que toma la iniciativa, más duras que “sus machos”. Para ellas, acoplarse se ha convertido en una cuestión de supervivencia. De hecho sus descubridores se han percatado que las jóvenes hembras que no han alcanzado la edad de reproducción intentan acoplarse a los machos con el único objetivo de encontrar un alimento! 

En la mayoría de especies animales, la fábrica de espermatozoides tiene un bajo coste y los machos intentan copular con el mayor número de hembras posible entrando en competencia con otros machos, lo cual puede dar lugar a un combate entre ellos con el único objetivo de la conquista. En el caso de estos insectos brasileños ocurre lo contrario, el macho invierte tanto esfuerzo en fabricar espermatozoides que no tiene ningún interés en acoplarse con la primera hembra que pasa por delante. Él es quien tiene la tendencia al rechazo. Según sus descubridores, en este caso particular, la inversión de los sexos se ha llevado al extremo: la selección natural ha permitido que las hembras dispongan de un pene y alcancen los medios necesarios para forzar a los machos a la cópula.