¡Cantar está de moda! Aparecen grupos de música de todos los estilos, las corales y los talleres de música se multiplican, los concursos musicales televisivos son un éxito. Todo el mundo canta, en la ducha, en el colegio, en el centro cívico del barrio …

Cantar aporta muchos beneficios. Sus efectos físicos son innegables aunque tampoco se deben despreciar otros más sutiles como la recuperación de la alegría y el aumento de la confianza en uno mismo.

“Comenzar el día cantando es excelente”, afirma Louise Vertigo, profesora de canto en París. Según Louise, las cuerdas vocales son unos músculos cuyo grado de tensión está directamente relacionado con nuestro estado nervioso y emocional. Mientras cantamos, trabajamos estos músculos para aflojarlos y con ello apaciguamos nuestras tensiones y recuperamos energía.

Igual que el chocolate, cantar envía un mensaje al cerebro que estimula las glándulas endocrinas. Estas glándulas producen endorfinas, las hormonas antidepresivas responsables de la sensación de bienestar. Además, por increíble que parezca, los efectos del canto sobre la moral permanecen varias horas después de cantar.

Según un estudio alemán del Instituto musical de la Universidad de Frankfurt realizado en el año 2004, cantar fortalece el sistema inmunitario. Para llegar a esta conclusión, los investigadores recogieron muestras de sangre de varios cantantes miembros de un coro y encontraron un aumento en los niveles de inmunoglobulina A después de los ensayos. Estas proteínas protegen nuestro cuerpo de las infecciones.

Cantar implica una larga expiración seguida de una respiración profunda. Esto permite maximizar la capacidad de oxigenación de cada célula del cuerpo y eliminar el dióxido de carbono. La respiración profunda nos da energía, mejora nuestro sistema inmunitario y fortalece el sistema cardiovascular. La mente se ejercita constantemente, aprender melodías, armonías, letras, ritmos y coordinar diferentes partes del cuerpo para producir sonido pone en marcha nuestra mente, en especial la concentración, la memoria y la coordinación.

En circunstancias normales, se respira sobre todo con la parte superior de los pulmones. En cambio, cuando se canta, se utiliza la respiración ventral. Este tipo de respiración ayuda a relajar el cuerpo y liberar la tensión.

Para cantar correctamente, es necesario tener una buena postura: enderezar la espalda, alinear el cuello y relajar los hombros. Mientras cantamos las cuerdas vocales vibran. Esta vibración se extiende por todo el cuerpo, especialmente en la columna vertebral. Resultado: se obtiene un masaje de espalda agradable que permite relajar las tensiones musculares a nivel de columna vertebral y trapecios.

¿Sabías que cuando cantas, movilizas más de 300 músculos? Cantar se considera un deporte en sí mismo.

En la cara: cantar tiene un efecto lifting en la cara. Trabaja los músculos de la mandíbula, labios, pómulos, mejillas y barbilla. Por lo tanto, ayuda a mantener la elasticidad de la piel y evitar su flacidez.

A nivel abdominal: al cantar se trabajan constantemente los músculos abdominales que se contraen y relajan a merced de las vocalizaciones. Este ejercicio endurece este tipo de músculos, en especial los transversales y oblicuos.

Cantar se puede considerar como una forma de meditación en sí mismo. De hecho, cuando cantamos, estamos plenamente en el momento presente, sin pensamiento errante que perturbe nuestra mente.

Los beneficios de cantar son múltiples, entre otros:

• Activación del hemisferio derecho del cerebro, el centro de la intuición y la creatividad.

• Efecto anti-estrés, a través de la liberación de nuestras emociones.

• Mejora de la confianza en sí mismo.

• Respiración abdominal para reeducar la respiración y proporcionar un efecto relajante.

• Bienestar gracias a la secreción de endorfinas en el cerebro.